lunes, 1 de abril de 2013

Cuidado con tus "escraches"

De jovencito, sufrí el "escrache" de unos hijos de puta. Venían a la puerta de mi casa "pacificamente" en protesta por la decisión de defender a un amigo muy macarra y muy hijo puta... (pero amigo...) en clase de ética.
Siempre putos progres gilipollas, hijos de funcionarios, maestrillos y comerciales que en los setenta se fumaron un porro y bailaron un twist... Repugnante! La escoria imperdonable de nuestra sociedad.
El problema del tan lamentable, "cool", "hippierrevolucionario" y actual escrache es que te puede salir mal, como a los chavales que me acosaron durante casi dos semanas a mí y a los míos.
Y sí, un día, al salir a buscar a mis colegas de la plaza, pillé de la coleta perrofláutica al cabecilla de tan prematuro escrache y le rompí la puta cara contra una farola y mientras caía al suelo, le pegué una patada en el estómago.
El escrache desapareció al día siguiente, pero yo, que ya en ese tiempo podía sentir mi fuego interior, fui a buscar a los "secundarios" artistas del escrache que acompañaban al puto pelos... Mi escrache iba a ser diferente y quería borrar de sus mentes enfermizas y mafiosas mi puta cara...
Entré en mitad de un partido fútbol y me fui hacia el medio centro creador de juego para partirle la cara. También fui a la guarida "scout" de otro hijo de perra (éste, además, insultaba al ver que yo salía de casa...) donde tocaban Nirvana, fumaban petas y bebían birra y después de darle un puntapié en el culo al subnormal y abofetearle, oriné en sus discos y demás fetiches "anarcopijos"...
Así, uno por uno, siguen volviéndome la cara al visitar Zaragoza de manera muy ocasional.

Ellos saben de lo que era (soy) capaz...

Ir a una casa de forma pacífica, justificada y moralmente cargado de razón para protestar, avergonzar y abuchear, me parece lo más bajo a lo que puede llegar un ser humano. Me da asco, rubor, y es un claro síntoma de cobardía. Las casas están para descansar, vivir en familia o para que te echen a tomar por el culo de allí si no pagas tus facturas.
Siempre se han reído de mí por no querer comprar una casa, antes, mucho más que ahora, pero viví sin complejos, pues mis padres, tampoco la pudieron comprar para darnos de comer... Viene de familia.
El escrache, es un dislate antidemocrático, una papanatada estéril sin ningún tipo de valor y dice mucho de nuestra sociedad, que al igual que una veleta gira intentando buscar el Norte con el anhelo de encontrar la salida a una de las más viejas luchas a la que se enfrenta la humanidad, ricos contra pobres y pobres contra ricos.
El escrache es cruel, como fui yo con aquellos chiquillos, es vulgar, chabacano, hortera y muy pillo. Es un torrente de solidaridad que se va por el water, me ruboriza y me sabe a los setenta, a rancio.

Si vienes a mi casa, más te vale que vengas a tomar café y tengas invitación, porque hazme caso, cuidado con tus "escraches"...