jueves, 7 de febrero de 2013

¿Vino usted para irse?

Pues sí, he venido para irme, pero además, bien lejos.

Bien lejos de sobres, hijos de puta, zorras y cabrones.
Les dejo, otra vez, pero dejar, te llena para volver y casi se transforma en algo vital.
Dejar, volver, dejar, volver, dejar y volver...

Me voy al Perú carajo, para masticar hoja de coca, turistada ridícula y de poca utilidad, además, siempre la preferí en polvo y poco cortada.
Un consejo, no vean la Sexta ni Intereconomía... Ah! No se olviden de una cosa,  los latinos somos una maravilla digna de este mundo y no necesitamos que ningún sueco, finlandés, noruego o islandés, hable con un catalufo gilipollas para comernos el tarro y hacernos sentir como Paco Martínez Soria.
Yo me cago en todos sus muertos a caballo y en sus putas melenas rubias...

Y con esta ida de olla, me despido hasta mi vuelta y les juro, que no pongo ni una puta foto para no aburrirles.

Y ahora canten conmigo y no en finlandés;
Somos los niños más engreídos
en esta noble, bella ciudad,
toditos somos muy conocidos
por nuesra pura vivacidad.

En la jarana somos señores,
hacemos flores con el cajón,
y si se trata de dar trompadas,
también tenemos disposición.

Pásame la agüilla, la agüilla, la agüilla,
yo no te la paso cholito,
ni de raspadilla.

Pásame la agüilla, la agüilla, la agüilla,
que así las educa
a su muchachada
el Karamanduca.

Vengan copitas de licor sano,
vengan copitas, sin dilación,
venga ese rico licor peruano
que vulgarmente le llaman ron.

Vivan los hombres de gran valía,
viva el dinero, viva el amor,
vivan las hembras, viva la orgía
y el aguardiente que da valor.

Pásame la agüilla, la agüilla, la agüilla,
yo no te la paso cholito,
ni de raspadilla.

Pásame la agüilla, la agüilla, la agüilla,
que así las educa
a su muchachada
el Karamanduca.

En las chacritas y en Puerto Arturo (*),
todas las noches, no hay que faltar,
a veces caen con el buen puro,
que don Silverio nos puede dar.

Allí pasamos noches contentos,
con la guitarra, con el cajón,
y allí olvidamos los sufrimientos,
con los vapores del rico ron.

Pásame la agüilla...


Dedicado a Daniel y Don Santiago Bullard. Les veo pronto compadres.